domingo, agosto 27, 2006

El rincón de las letras vivas: Espantapájaros 1

No sé; me importa un pito que las mujeres tengan los senos
como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de
papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que
amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el
primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! - y en
esto soy irreductible - no les perdono, bajo ningún pretexto, que no
sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan
seducirme!
Está fue - y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente,
de María Luisa.
¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos
sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y
sus miradas de pronostico reservado?
¡ María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del
comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún
paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un
puntito rosado. "¡ María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos
segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme,
volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos
aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en
una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja
muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Que delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver,
de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los
días entre las nubes...la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna
clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una
diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que
tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una
mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me
es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más
que volando.

Oliverio Girondo

El rincón de las letras vivas: DOLOR

DOLOR

Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;

Oue la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar

Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;

Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear

Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;

Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;

Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello; no desear amar...

Perder la mirada, distraídamente,
Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;

Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.

Alfonsina Storni

Oculta tras el nombre de calle: Alfosina Storni


Alfonsina Storni

Nació en Sala Capriasca (cantón suizo del Ticino) el 22 de mayo de 1892. A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina. Vivió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Terminó su vida suicidandose ahogada en la playa de la Perla en el mar de Plata el 25 de octubre de 1938.

Alfonsina pasó una infancia muy humilde, con un padre alcohólico, a los 12 años empieza a trabajar como costurera a domicilio y después en una fabrica de gorras: en 1907 consiguió un papel en la compañia tetral de Don José Tallavi y se fue de gira por un año. Poco después inicia su carrera de docente.

A punto de cumplir 20 años, llega a Buenos Aires, donde nace su hijo Alejandro y donde publica cuatro años más tarde su primer libro.

Su obra está en ese intermedio epocal y estético que a veces ha querido verse como simple acotación entre dos ismos: el modernismo y la vanguardia. Pero el postmodernismo no sólo hizo fundaciones, sino que apresó, en medio de sus rechazos, mucho de lo que el modernismo daba de turbulencia creadora a la vanguardia poética. En ese plazo histórico
crece cualitativa y cuantitativamente el discurso femenino con la certeza de que la mujer no sólo es guardadora, sino individuo pensante. No es extraño entonces que la voz femenina sea tan representativa a partir de la década del 10 de nuestro siglo y que en la primera fila se destaque, como iniciadora en la poesía, Alfonsina Storni, junto a Delmira Agustini,
Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral, Eugenia Vaz Ferreira, Dulce María Loynaz.
En medio de las tensiones comunicativas y las propias íntimas, Alfonsina debe buscar un ajuste, reacomodar la voz y colocarla en una perspectiva del discurso. Entre esos movimientos reflexiona críticamente y se autorreflexiona como en una subjetividad escindida, es una manera de aparecer y encubrirse, de proyectar la imagen infractora y mediatizarla. En su poesía este forcejeo se evidencia en motivos reiterados como recursos tropológicos, tras los cuales se califica al sujeto. Estos elementos connotan el transcurrir poético, los pasos de su evolución, los tanteos del alma de aquella mujer que había llorado una lágrima cuadrada y bebido la de la madre como veneno de una ancestral resistencia ante el abuelo y el padre. Estos motivos pertenecen al mundo sensorial del cuerpo y la naturaleza. Publicó siete libros de poemas: La inquietud del rosal (1916), El dulce diario (1918), Irremediablemente (1919), Languidez (1920), Ocre (1925), Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938), además una Antología poética (1938) que contenía poesías inéditas y un libro de poemas en prosa, Poemas de amor (1926).

domingo, agosto 13, 2006

El rincón de las letras vivas: La niña de Guatemala


Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente —¡la frente
que más he amado en mi vida!...

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor
.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

El rincón de las letras Vivas: Plegaria de un labrador


Levantate y mira la montaña
de donde viene
el viento, el sol y el agua
tu que manejas el curso de los rios
tu que sembraste el vuelo de tu alma.

Levantate y mirate las manos
para crecer estrachala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo
que puede ser mañana.

Libranos de aquel que nos domina
en la miseria.
Traenos tu reino de justicia
e igualdad
.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañon de mi fusil.

Hagase por fin tu voluntad
aqui en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor
al combatir.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañon de mi fusil.

Levantate y mirate las manos
para crecer estrachala a tu hermano
juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte
amen, amen, amen.

Victor Jara (chile)

Oculta tras el nombre de tu calle: Pierina Dealessi


Nació en Italia 1894, fue una de las actrices más importantes en Argentina. Comenzó a trabajar en el teatro "El Nacional" a la edad de 15 años. Fue también una de las grandes estrellas del cine argentino en su tiempo. En total trabajó en 14 películas como: Adiós Argentina, Puente Alsina, Una porteña Optimista, Pantalones cortos, Fúlmine, Mosquita muerta y el Centrofoward. En 1938 aceptó en su compañia teatral a Eva Perón a la cual definió "... Eva era una cosita transparente, fina, delgadita, con cabellos negros y carita alargada por el hambre, la miseria. Por un poco de negligencia, siempre tenía las manos húmedas y frías. También era fría en su trabajo de actriz: un pedazo de hielo. Era muy sumisa y tímida ...". Falleció en 1983 a los 89 años.

El rincón de las letras vivas: No me arrepiento de nada


Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas
.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.

Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones

a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.

No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.
Gioconda Belli (Nicaragua - nació en 1948)

Oculta tras el nombre de tu calle: Victoria Ocampo


Victoria Ocampo nacio en Buenos Aires, el 7 de abril de 1890 en el seno de una familia de la alta sociedad Argentina, con una marcada tradición cultural. Sus padres fueron Ramona Aguirre y Manuel Ocampo, quienes se instalaron en Francia cuando ella era una niña. De su educación en La Sorbona surgió su respeto por la cultura europea y su generosidad por intentar compartirla o introducirla en un clima social y cultural no siempre abierto a aceptar la oferta. Su primera publicación se tituló "Babel", un comentario del Canto XV del Purgatorio de Dante, aparecido en el diario La Nación en mayo de 1920, a los 33 publicó su primer libro ("De Francesca a Beatrice") que era un estudio sobre la Divina Comedia de Dante Alighieri.

Escritora de buena pluma (sus extensas y atractivas memorias son prueba necesaria), fue sin embargo la fundación de "Sur", a la que financió con sus propios fondos, la que la ubicó en un lugar privilegiado al diseñar una síntesis cultural del siglo XX argentino. Es desde esta revista que grandes personalidades de la época del ámbito internacional se vinculaban a la Argentina. También optó, reiteradamente, por la invitación personal a grandes personajes, con los que actuó como orgullosa anfitriona sudamericana.

En 1953 conoció la prisión, por su abierta oposición al gobierno de Juan Domingo Perón. En 1967 fue nombrada doctora honoris causa de la Universidad de Harvard. En 1976 fue designada miembro de la Academia Argentina de Letras,la primera mujer en ocupar ese lugar, le correspondió el sillón de Juan Bautista Alberdi y el acto de asunción se hizo el 23 de junio de 1977. Además fue presidenta del Directorio del Teatro Colón en 1933; Fundadora de la Unión Argentina de Mujeres, Vicepresidenta Honoraria Internacional del Pen Club; y Miembro del Directorio del Fondo Nacional de las Artes de 1958 a 1973. Además de "De Francesca a Beatrice", Victoria Ocampo dejó, entre otras obras, "Domingo en Hyde Park", "Virginia Woolf, Orlando y Cía", "San Isidro" y póstumamente se publicó una Autobiografía (en 5 tomos).Fallecio en San Isidro de 27 de Enero de 1979.

lunes, agosto 07, 2006

Oculta tras el nombre de tu calle: Juana Manso


El 26 de junio de 1819 nació Juana Paula Manso.
Según la escritora María Gabriela Mizraje, Juana es considerada la primera militante (feminista) del país, incansable fue su lucha por crear conciencia y ensanchar el espacio de participación de los sectores, para ella, más postergados: los niños y la mujer. Fue la primera autora de novela histórica, y la primera en escribir historia pedagógica.
Educacionista, autora del primer compendio de Historia Argentina para escuelas, poetisa y propagandista en periódicos de educación, meeting públicos. Decididamente anticlerical, en 1865 se convirtió al protestantismo. Colaboradora y seguidora de Sarmiento, peleó por el cambio en la educación tomando como modelo el norteamericano. Es considerada una de las personalidades femeninas decisivas del sigo XIX en Latinoamérica.
Su padre José María Manso se sumó a las actividades revolucionarias de mayo 1810; amigo de Bernardino Rivadavia, impulsó la creación de la Sociedad de Beneficencia, con el fin de fundar las escuelas como las Catalinas, y la de Montserrat. Juana estudió en esta escuela y completó sus estudios con clases particulares de música.
A los 20 años bajo el gobierno de Juan Manuel de Rosas, su familia se exilió en Montevideo en 1840.
En 1841 creó en su casa en Montevideo el Ateneo para Señoritas, en ella se educó a las jóvenes en aritmética, lectura, labores, el cuidado de los modales de las damas, lecciones de moral, gramática, francés, piano, canto y dibujo.
A los 22 años empezó a publicar, con seudónimo, sus poesías en los diarios El Nacional y El Constitucional. José Mármol fue su amigo personal y crítico. En 1842 bajo el sitio de Montevideo de Manuel Oribe, toda la familia Manso tuvo que exiliarse nuevamente, esta vez en Brasil. Allí publicó un conjunto de coplas y análisis filosóficos que tituló: “Fragmento sobre una momia egipcia que se halla en Río de Janeiro”. Debió regresar a Montevideo por la difícil situación económica. Allí Juana fue nombrada directora de una escuela de niñas. En 1843 publicó las poesías “Una Tumba” y “Una lágrima para ella”, y un manual para la educación inicial de niñas.
En 1844 contrajo matrimonio con el violinista Francisco de Saá Noronha. Viajaron a Filadelfia, Estados Unidos, donde tuvo la primer hija. Mientras su marido agotaba el dinero, Juana volvió a la escritura. Vivieron en Cuba durante un período, pero hacia 1848 regresó a Brasil, en el trayecto tuvieron la segunda hija.
Juana escribió junto a su esposo obras teatrales como La Familia Morel, A Saloia, A Esmeralda, Rosas, obteniendo gran éxito en Brasil. En 1851 lanzó su primer semanario, el Jornal das Senhoras, con poemas, crónicas sociales, partituras, que se complementaron con artículos dedicados a la educación de la mujer y su emancipación.
Convocó a la mujer a luchar por sus derechos, por una vida digna y por la instrucción, sin dejar de generar polémica. Juana publicó: “Vosotros, ricos, ¿por qué no las educáis ilustradas, en vez de criarla para el goce brutal? Y vosotros, pobres ¿por qué le cerráis torpemente la vereda de la industria y el trabajo, y la colocáis entre la alternativa de la prostitución y la miseria?”.
En 1852 publicó la novela Los misterios del Plata, donde denunciaba las persecuciones de Rosas. Mientras empezó a disfrutar del éxito de su novela, falleció su padre y su esposo la abandonó, por este motivo decidió regresar a Buenos Aires.
Ya de regreso, publicó el Álbum de Señoritas hacia 1854 con el mismo estilo del Jornal, junto con un folletín de su novela histórica La Familia del Comendador. Por su prédica antiesclavista y en defensa de la libertad de culto, fracasó la venta y ante la terrible situación económica que sufrió, debió regresar a Brasil.
En 1859 regresó su amigo José Mármol, él le presentó a Domingo Faustino Sarmiento. Como ambos coincidían en promover las escuelas públicas y mixtas, cuando Sarmiento fundó la Escuela de Ambos Sexos Nº 1, Juana fue nombrada directora de ésta.
En 1862, escribió el Compendio de la Historia de las Provincias Unidas del Río de La Plata, manual de historia con lenguaje sencillo para los primeros años de enseñanza.
Durante 1864 escribió en la sección a su cargo titulada “Mujeres Ilustres de la América del Sud” en La Flor del Aire. En él rescató la vida de mujeres de la política. En esos años escribió el drama teatral La Revolución de Mayo de 1810, y el relato Margarita, en donde refleja la hipocresía de las relaciones de pareja en el siglo XIX.
En 1865 escribió el artículo “La escuela de Flores”, en el que criticó duramente a los gobiernos de América Latina por no destinar los suficientes fondos a la educación.Comenzó su lucha por fundar bibliotecas populares con la ayuda de vecinos prestigiados. En 1866 fundó la primera biblioteca en la ciudad de Chivilcoy.
Juana a los 47 años organizó conferencias y lecturas públicas, que en varias oportunidades culminaron en actos de violencia, ya que en ellos denunció la desigualdad, la hipocresía de dogmas que condenan a la mujer. Inició juicios a quienes la calumniaban, defendió la secularización del matrimonio, la educación, etc..
En 1867 colaboró en la campaña por la presidencia de Sarmiento, mientras él permanecía en Estados Unidos, ella lo mantuvo al tanto de todo. En 1868 triunfó y Juana promovió la fundación de bibliotecas, distribuyó Los Anales, fue la primera mujer vocal del Departamento de Escuelas en 1869, impulsó en 34 establecimientos su método de enseñanza. Desterró el castigo físico, introdujo el inglés, las planillas por asistencia, la realización de concursos para los puestos directivos, promovió un proyecto de profesionalización docente en la legislatura de Buenos Aires.
En 1871, fue incorporada por Nicolás Avellaneda en la Comisión Nacional de Escuelas, siendo la primera mujer que ocupó ese cargo. La atacaron brutalmente para que renuncie. Cayó enferma en 1874. En 1875 a los 55 años falleció, Juana Manuela Gorriti acompañó sus restos. Recién en 1915 fueron traslados al Panteón del Magisterio en Chacarita